El Estadio
Centenario ofrecerá hoy el aspecto de sus grandes tardes y la afición
podrá tributar un homenaje pleno de justicia a dos de nuestros ídolos futbolísticos,
cuya trayectoria ha superado el plano de la enseña que defienden para ser
patrimonio de nuestro principal deporte.
El homenaje
a Emilio Álvarez y Roberto Sosa es una feliz iniciativa de Nacional
cumplida por intermedio de la Comisión
Coordinadora que preside el Sr. Walter Bracco, actuando
como vice,
Julio C. Moraga, acompañados por Rigoleto Bruno, Edison
Oromí, Juan A. García y otros prestigiosos deportistas.
Anoche recibimos en nuestra redacción
a Emilio Álvarez,
Nada más oportuno que demostrar la general simpatía que su pasaje y el saludo
que se le ofreció en las distintas secciones, donde partidarios de todos los
clubes se aproximaron a estrechar su diestra.
Del Cerrito a Todo el Mundo
Emilio Álvarez, de fama que alcanza proyecciones mundiales, basta
señalar su intervención en distintas jiras, dos veces en la Copa
Rimet y la designación para intervenir en la Selección del Mundo que declinara por su querido Nacional, surgió
en los campitos del Cerrito de la Victoria, origen de una inmensa
lista de cracks uruguayos.
Su primer
club, el Ciclón, con un “potrero” en San Martín y José Revuelta;
luego
integró el Atlántida, y el Troika. “Nos contaba: “Me descubrieron
– nunca lo olvidaré – un jueves, feriado como éste. De tarde jugábamos en la
calle y un señor de apellido Delgado me invitó a practicar en
Nacional, tenía 15 años. Era un sueño y fui. Mi familia con gran
alegría. En esa época se hacían pencas en el barrio si éramos más los hinchas
de Nacional que de otros instituciones”.
Una Chance Perdida, en 1958
“Jugué unos
amistosos. Me debieron operar de ambos meniscos y recién en el 56 jugué un
partido en 5ta. Yo como entreala izquierdo; lo ganamos y luego por estar mal
registrada mi edad, lo perdimos en la Asociación. Me sentí culpable, me dio vergüenza
y no fui más…hasta que dos meses después me fueron a buscar, me convencieron y
volví para siempre. Pasé a la cuarta. En el 58 estaba en esa división y Ondino
Viera me llamó contra Sud América incluyéndome como back izquierdo.
Perdimos. Volví al tercero y al año siguiente (59) entre en la segunda rueda
debutando contra Peñarol…desde entonces…hasta ahora…”.
El Año de la Experiencia: 60
“Mis grandes
alegrías fueron durante 1960, posiblemente mi mejor año. Recién comenzaba y
tenía que luchar. Eramos cinco backs izquierdos: Leopardi, Caleffi, Giampietro y Grola,
además de mí.”
“Actué – prosigue Cococho
– en casi todos los puestos. Back derecho contra Peñarol, dirigiendo Bagnulo.
De centro medio, marcador de ambas puntas, insider derecho o izquierdo. Le
hablo de primera división o en selecciones”.
“Fueron Juan
C. Taibo y Julio San Vicente quienes supieron guiarme. A Ondino
Viera le debo mucho. Fue el que me subió y me orientó en la divisional principal.
Zezé
Moreira fue excepcional. Sabía lo que hacía, lo que quería. Y
conseguíamos los resultados esperados. La prueba fue la superación defensiva,
enseñándonos a obligar a los laterales a los pases laterales, impidiendo los
envíos en profundidad. Scarone es otro gran coach; conoce
su meta y el material que tiene para alcanzarla. Más que un director, es un
amigo, un jugador más. En esas condiciones nosotros nos nos podemos negar a
nada que nos pida. Además nos da la oportunidad de planificar en conjunto. Libertad
de opinión con un propósito: campeonatos.”
El Gran Futuro de Nacional
Agrega sobre las
actuales posibilidades tricolores: ganamos en seriedad, efectividad, somos once
trabajando en función de equipo: se comprendió que es más sencillo jugar sin
hacer una moña de más. Tratando de convertir todos los goles que se presenten.
Claro, estando el partido asegurado pretendemos dar el espectáculo que gusta a
nuestro público, pero siempre sin perder armonía. Otra cosa, las innovaciones
últimas son muy acertadas, abrimos a los rivales y comenzando la jugada desde
atrás.
El aspecto
internacional sería teman para otra nota, desde 1960, integra las selecciones.
Sólo estuvo ausente en dos ocasiones, por lesiones, las eliminatorias previas a
los Mundiales. Emilio fue tan útil a Uruguay como a Nacional, de ahí que
pensemos que los aplausos que recibirá esta tarde junto a Roberto, provengan de
todos los sectores sin distinción de colores, o con el fondo de uno sólo,
celeste.
Al pie, el vínculo que llevará a un edificio que en su parte superior dice en letras de molde "1910" donde vivió por años Emilio "Cococho" Álvarez en Avenida Rivera entre La Gaceta y Agustín Urtubey.
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