lunes, 28 de diciembre de 2020


Año 1946

Cabe recordar para los más jóvenes que las llamadas telefónicas por entonces y por varias décadas más tuvieron la particularidad que con un sólo impulso (cómputo) quien llamaba al destinatario podía hablar indiscriminadamente por el tiempo que quisiera. 
Para hacerlo más gráfico, el brazo que sujetaba el tubo por el cual se escuchaba y se hablaba, iba adormeciéndose a tal punto que había que cambiarlo de mano para seguir la charla.
Y esto acarreaba que la parte superior del tubo fuera calentándose paulatinamente a medida que el tiempo de la llamada pasaba y el pabellón de la oreja acompañaba el calentamiento de la baquelita del tubo, sumado que la parte inferior del tubo, por donde fluía la voz, iba humedeciéndose por el vapor generado por la boca.
Resumiendo...un cómputo era equivalente a hablar indefinidamente hasta que fue implementado ya por ANTEL que fue la heredera de UTE a nivel comunicaciones, poner determinados cómputos cada tantos minutos dependiendo del horario en cual se utilizase el servicio siendo lo más económico en la noche tarde hasta entrada la mañana y el horario de mayor flujo, obviamente el más caro de todos.
Esa política se instituyó cuando pasadas varias décadas el abuso de la persona que llamaba continuaba como el primer día.

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